Hablar en lenguas
Hablar en lenguas es una
facultad especial que mediante su espíritu, Dios proporcionó a algunos
discípulos de la congregación cristiana primitiva, una facultad que les
permitió predicar y glorificar a Dios en un lenguaje que no era el suyo.
¿Dice la Biblia que todos los que tenían el espíritu
de Dios ‘hablaban en lenguas’?
1Corintios 12:13,29-30 “Puesto que nosotros, que
somos judíos o griegos, esclavos o libres, hemos sido inmersos en un solo
espíritu para formar un solo cuerpo, y a todos se nos ha hecho beber de un solo
espíritu... ... No todos realizan obras potentes, ni realizan
todos curaciones, ni hablan todos en diversas lenguas, ni todos
interpretan ¿Verdad?”
1Corintios 14:5 “Y aunque yo estaría
muy contento de que hablaseis todos en distintas lenguas, prefiero que
tengáis el don de profecía, pues es más ventajoso que el de hablar en lenguas,
en particular si no hay ninguno que pueda interpretarlas para que la
congregación sea edificada.”
¿Sería también posible
que el don de ‘hablar en lenguas’ pueda proceder de una
fuente ajena al verdadero Dios?
1Juan 4:1 “Amados, vosotros no
pongáis fe en cualquier persona que se declare inspirada, ponedla a prueba
para comprobar si su inspiración viene de Dios. Al mundo han salido muchos
falsos profetas.”
Mateo 7:21-23 “No todo el que me diga:
Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad
de mi Padre celestial. Muchos me dirán aquel Día: Señor, Señor, ¿no
profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre
hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: ¡Jamás os conocí;
apartaos de mí, agentes de iniquidad!”
2Corintios 11:14-15 “…no es que sea asombroso,
ya que también Satanás se disfraza de ángel de luz, de manera que no
es sorprendente que sus ministros se disfracen de ministros de justicia.
Sin embargo su final será según sus obras.”
El libro Religious
Movements in Contemporary America, edición preparada por Irving I. Zaretsky
y Mark P. Leone, Princeton, N.J., 1974, cita de L. P. Gerlach a pág. 693 dice
que en Haití: “el hablar en lenguas es característico tanto de la religión
Pentecostal cómo del Vudú”.
El apóstol Pablo
hablando de la apostasía que debía aparecer tras la muerte de los apóstoles
dice en 2Tesalonicenses 2:9, 10:
“… … se presenta según el
poder de Satanás, con señales poderosas y prodigios engañosos, para
seducir mediante la injusticia a los que van a perecer, que son los que no han
amado la verdad que les hubiese permitido salvarse.”
El hecho de que haya
hoy en
día, quienes hablan en lenguas que no conocen ni
comprenden ¿Procede acaso de la misma fuente que el don recibido
por algunos discípulos de la congregación cristiana del
primer siglo?
En el primer siglo,
todos los dones milagrosos del espíritu, incluso el poder de ‘hablar en
lenguas’, estaban destinados a demostrar ante todos y en especial, ante los
adoradores judíos que habían rechazado al Mesías enviado, que Dios había hecho
efectivo el nuevo pacto anunciado por los profetas y que había transferido su favor
a la recién nacida congregación cristiana. En Hebreos 2:4 leemos:
“Dios mismo se unió a este
testimonio, mediante señales, prodigios y toda clase de obras potentes,
distribuyendo los dones del espíritu santo según su voluntad.”
El hablar en lenguas dio
en aquel tiempo, ímpetu a la obra que Jesús había comisionado a sus discípulos,
la de dar testimonio de su enseñanza.
¿Es así cómo usan hoy
esta facultad los que ‘hablan en lenguas’?
En el primer siglo,
cuando ciertos cristianos hablaban en lenguas, decían cosas que tenían sentido
para los nativos de los países extranjeros que les escuchaban. En Hechos
2:4,7-11 leemos:
“… quedaron todos llenos
del Espíritu Santo y se pusieron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu
les concedía expresarse ... ... Estupefactos y admirados decían: ¿Es que no son
galileos todos estos que están hablando? Pues ¿cómo cada uno de nosotros les
oímos en nuestra propia lengua nativa? Partos, medos y elamitas; habitantes de
Mesopotamia, Judea, Capadocia, el Ponto, Asia, Frigia, Panfilia, Egipto, la
parte de Libia fronteriza con Cirene, forasteros romanos, judíos y prosélitos,
cretenses y árabes, todos les oímos hablar en nuestra lengua las
maravillas de Dios.”
Pero ¿No es acaso
cierto que el hablar en lenguas actual, implica generalmente prorrumpir sonidos
incompresibles durante un estado de éxtasis?
La Biblia muestra que en el
primer siglo, las congregaciones limitaban el ‘hablar en lenguas’ a dos o tres
personas, que podían hacerlo en cualquier reunión determinada; cada uno debía
hacerlo “por turno”, y solamente cuando había para los que no
comprendían, algún intérprete presente que pudiese traducir lo que se
decía, si no, debían guardar silencio. En 1Corintios 14:6-12,27-28
leemos:
“De hecho hermanos, si
yo fuese a vosotros hablando en otra lengua, y a través de mis palabras
no os llegase una revelación, una información, alguna profecía o alguna
enseñanza ¿Como os beneficiaría? Si unos instrumentos, cómo
la flauta o el arpa, no emitiesen diferentes notas ¿Como reconocer la melodía?
Y si la tromba emitiese un sonido irreconocible ¿Quien se prepararía para la
batalla? Pues con vosotros ocurre lo mismo, cuando habláis en una lengua
incomprensible ¿Quien puede entender lo que decís? ¡Es cómo hablar al
viento! Porque en el mundo hay muchísimas palabras diferentes y ninguna
carece de significado, pero si yo no las entiendo, soy un extranjero para el
que me habla y él es un extranjero para mi. De manera que vosotros, que tanto
buscáis los dones espirituales, procurad abundar en los que sirven para
edificar a la congregación ... ... Si se habla en lengua, que hablen
dos, o a lo más, tres, y por turno; y que haya un interprete. Si no hay
quien interprete, guárdese silencio en la asamblea; hable cada cual
consigo mismo y con Dios.”
Este don y los demás
dones del espíritu solamente se transmitían a las personas mediante la imposición
de las manos de los apóstoles o en presencia de ellos.
Hechos 8:14-17 “… … les enviaron a Pedro
y a Juan. Estos bajaron y oraron por ellos para que recibieran el Espíritu
Santo; pues todavía no había descendido sobre ninguno de ellos; únicamente
habían sido bautizados en el nombre del Señor Jesús. Entonces les imponían
las manos y recibían el Espíritu Santo.”
Hechos 19:6 “Y, habiéndoles Pablo
impuesto las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo y se pusieron a
hablar en lenguas y a profetizar.”
El hablar en lenguas
debía únicamente durar hasta que la congregación se estableciese completamente.
Después de esto y de que los evangelios y las cartas de los apóstoles
estuviesen al alcance de todos, los dones milagrosos desaparecerían por haber
cumplido su objetivo.
1Corintios 13:8-11 “El amor nunca se acabará,
mientras que la profecía pasará , las lenguas cesarán, y las
revelaciones terminarán, porque hasta ahora solo tenemos un conocimiento
parcial y lo que predicamos está incompleto, pero cuando nuestro
conocimiento sea completo, todas estas se acabarán. Cuando yo era niño,
hablaba, pensaba y razonaba cómo un niño, pero después me hice hombre y eliminé
el comportamiento infantil.”
Después de la muerte de
los apóstoles y de las personas que habían recibido los dones de a través de
ellos, los dones milagrosos del espíritu de Dios llegaron a su fin. Este punto
de vista está de acuerdo con el propósito inicial de aquellos dones, tal cómo
se declara en Hebreos 2:4
“¿Cómo escaparemos
nosotros, si tuviéremos en poco una salud tan grande? La cual, habiendo
comenzado á ser publicada por el Señor, ha sido confirmada hasta
nosotros por los que oyeron; Testificando juntamente con ellos Dios,
con señales y milagros, y diversas maravillas, y repartimientos
del Espíritu Santo según su voluntad.”